Boletín de la Academia Costarricense de la Lengua - tercera época

Etimología de la palabra corrongo: 'bonito, lindo, gracioso, simpático'.

Año XVII. 2022    págs. 65--73
Artículo de: Mario Portilla Chaves

ETIMOLOGÍA DE LA PALABRA CORRONGO
‘BONITO, LINDO, GRACIOSO, SIMPÁTICO’

El Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española incorpora el término corrongo apenas en su edición de 1983 y limita su ámbito de uso exclusivamente a Costa Rica:

corrongo, -ga. adj. C. Rica. mono, bonito, atractivo.

Esto mismo se indica en el Diccionario de americanismos de esta institución y de la Asociación de Academias de la Lengua Española de 2010:

corrongo, -a. I.1. adj. CR. Referido a persona, agraciada. pop.

En la lexicografía, el término corrongo aparece por primera vez en Nahuatlismos de Costa Rica de Juan Fernández Ferraz de 1892:

Corrongo = Zalamero, gracioso.

Luego, Carlos Gagini también recoge el término en su Diccionario de barbarismos y provincialismos de Costa Rica de 1893:

corrongo

Aunque es voz de uso reciente entre nosotros, pocas hay que hayan alcanzado tanto favor del público. Sobre todo la gente de buena sociedad la trae siempre en la boca: “¡Qué corrongo ese juguete!” “Es una muchacha corronguísima,” etc.

La popularidad de este vocablo proviene de que ninguno de sus sinónimos castizos bonito, lindo, gracioso, simpático, le puede reemplazar exactamente. El último es acaso el que más se acerca, pero no es ni con mucho tan significativo.

En esa misma obra, Gagini incluye también la palabra derivada corronguera: ‘simpatía, gracia, bonitura, lindura’.

La siguiente obra lexicográfica donde se encuentra registrado el vocablo corrongo es el Diccionario de provincialismos y barbarismos centro-americanos, y ejercicios de ortología clásica de Salomón Salazar García publicado en El Salvador en 1907:

corrongo, corronguísimo –– cost. simpático, encantador, graciosísimo.

Nuevamente, Carlos Gagini lo incluye en su Diccionario de costarriqueñismos de 1919 y añade también la entrada de vocablo derivado corronguera:

Corrongo. –– Mono, simpático, gracioso, lindo. P. ej. «Fulanita es una muchacha corronguísima»

Corronguera. –– Monada, lindura, preciosidad.

A partir de Gagini, el vocablo corrongo no falta en los diccionarios y vocabularios de costarriqueñismos con prácticamente idénticos significados. Por ejemplo, aparece recogido en el Vocabulario de palabras, modismos y refranes ticos (1938), Villegas (1953), Agüero (1996, pero elaborado en la década de 1960), Arroyo (1966), Quesada Pacheco (1991), Ferreto (2002).

En su Diccionario histórico del español de Costa Rica (1995), Miguel Ángel Quesada Pacheco registra la primera aparición del vocablo en 1885. La palabra aparece en un relato costumbrista publicado un 23 de agosto de ese año en el Diario de Costa Rica titulado «Recuerdos de un baile»:

Clementina se acercó á Laura y le dijo: ¿Ya viste á tu amiga íntima? No sé como siendo Julia tan negra, ha tenido la ocurrencia de venir vestida de blanco.

—Cállate, corronga, contestó la íntima amiga; si parece mosca en leche.

Es evidente que la voz corrongo ha tenido un uso muy arraigado en Costa Rica y continúa teniendo cierta vigencia en la actualidad, aunque cada vez en menor medida. La idea de que este término es exclusivo de Costa Rica se encuentra bastante extendida. En su «Rubén Darío en Heredia» (1920), ambientado en 1892, Luis Dobles Segreda, lo pone en boca del poeta nicaragüense:

—Tu Heredia es una ciudad amable, Luis Flores. Tiene lindas mujeres y un poeta.

—Gracias, Rubén.

—Ese vocablo nacional corrongo debe haber nacido aquí, nada más corrongo que esta aldea.

Aquileo J. Echeverría en sus Crónicas y cuentos míos, señala: «Hay un provincialismo costarriqueño que bien merece carta de ciudadanía española: corrongo. Corrongo es todo lo que brilla por el poder de la simpatía, de la dulzura y de la bondad» (١٩٣٤: ١٤٨).

Sin embargo, de acuerdo con la manifestación de Gagini, esta palabra no es oriunda de Costa Rica, sino que habría sido incorporada al español de este país no haría mucho tiempo antes. También es significativo que este autor mencione que se trata de una palabra que usa «sobre todo la gente de buena sociedad». Esto hace pensar de que se trata de un extranjerismo. Además, el mismo hecho de que el vocablo aparezca destacado con cursiva en el relato de costumbres publicado en el Diario de Costa Rica parece indicar también su carácter novedoso o extraño.1

Fuera del ámbito lexicográfico costarricense, corrongo aparece por primera vez en el Glosario de afronegrismos de Fernando Ortiz de 1924 (p. 515):

corrongo. m. Mono // fig. Gracioso.

Es vocablo de Centro América, tomado del Diccionario de costarriqueñismos de Carlos Gagini. (S. José de C. Rica, 1919.)

Tiene como derivados corronguera «monada».

Úsase también como adjetivo, en el sentido figurado. Así se dice «ella está corronguísima, por «monísima».

Del vocablo congo, en su acepción de «mono» (Mycetas palliatus) en Costa Rica han hecho corrongo, como de concha, corroncha.

Claramente, Ortiz señala que ha tomado la palabra corrongo del Diccionario de costarriqueñismos de Carlos Gagini.

Igualmente, Augusto Maleret, en su Diccionario de americanismos, menciona el uso de este término solo para el ámbito costarricense, en la primera edición de 1925 y también en la segunda de 1931. Sin embargo, en la tercera edición de este libro de 1946 incluye también a Cuba junto a Costa Rica como los países donde se utilizaría el vocablo corrongo.

corrongo, ga. adj. CRica y Cuba. Gracioso, bonito.

Eso sí, Maleret (1952: 57), en sus «Correcciones al Diccionario de americanismos y al lexicón de fauna y flora», menciona que la palabra corrongo no se usa en Cuba, de acuerdo con la información suministrada por Esteban Rodríguez Herrera, quien habría revisado los lemas correspondientes a esta isla:2

corrongo, gracioso. No en Cuba. ERH [Esteban Rodríguez Herrera]

Por ello, no está del todo claro si este vocablo realmente habría sido de uso corriente en Cuba en algún momento o es que ya no se usaría en el siglo xx, aunque es ciertamente muy significativo que no aparezca en el diccionario de cubanismos de Pichardo (1836).

En cuanto al origen etimológico de este vocablo, no ha habido ninguna propuesta de etimología con algún sustento probatorio, sino solamente sugerencias o especulaciones.

Como se ha dicho, Ortiz (1924), quien recoge la palabra en su libro de afronegrismos, señala que corrongo proviene de la palabra congo mediante la epéntesis de la sílaba -rro-. Este proceso de derivación sería muy inusitado en español, por decir lo menos. Solo por esta razón es muy difícil poder ser aceptar su etimología.

Pero además, por lo visto, lo que ha sucedido es que este autor ha interpretado mal el contenido de la entrada lexicográfica del autor costarricense, pues Gagini ofrece el término «mono» en su definición como un sinónimo de ‘simpático, gracioso, lindo’ en la única acepción que tiene la palabra corrongo. Claramente, Gagini utiliza la voz «mono» en un sentido figurado. Sin embargo, en su entrada, Ortiz consigna equivocadamente dos acepciones: «mono» en sentido literal, es decir ‘simio’, y ‘gracioso’ en sentido figurado, a partir del anterior3.

Esta mala interpretación conduce a Ortiz a sospechar que el vocablo corrongo pudiera estar relacionado con la palabra congo, que designa una variedad de mono (Allouata palliata) en Costa Rica4.

Ferreto (2002) también plantea la interrogante de si esta palabra es una voz africana, sin aportar ningún dato que pudiera sustentar tal etimología.

Por mi parte, propongo que el vocablo corrongo probablemente deriva de corro, una variante del nombre de curro ‘majo, campechano, lindo, bonito, gracioso’, con el sufijo apreciativo -ongo de significado festivo y afectivo: corr-[o] + -ongo > corrongo.

Según Coromines y Pascual (1980-1991), originalmente la voz curro habría significado ‘el majo que viste con elegancia el traje andaluz; un andaluz’. Esto quiere decir que primero esta palabra habría funcionado esencialmente como un sustantivo o núcleo de frase nominal, pero luego esta habría sido usada de manera atributiva. Por supuesto, también señala que esta voz se trata un hipocorístico del nombre propio Francisco.

Con estas tres funciones precisamente, Domínguez presenta el vocablo curro en su Diccionario nacional o gran diccionario clásico de la lengua española de 1846-1847:

curro, -urra. adj. Majo, campechano, lindo, bonito, gracioso. || s. El majo que viste con elegancia con trage andaluz. || Nombre patronímico equivalente á Francisco, única acepción que da la Academia á la palabra tan española curro.

La palabra corro originalmente corresponde al nombre Corro, una variante más antigua de Curro, pero de uso más restringido dialectalmente, un hipocorístico de Francisco, como queda dicho. Estas variantes hipocorísticas son aféresis de Pacorro y Pacurro, que igualmente son hipocorísticos de este apelativo. Pacorro es una variante morfológica formada a partir de otro hipocorístico del nombre Francisco: Paquico, al interpretar por etimología popular la terminación -ico como un sufijo diminutivo. Así, Pacorro se forma a partir del radical Pac- y el sufijo apreciativo -orro: Paqu-ico > Pac- + -orro > Pacorro > Corro.

En realidad, la terminación -ico en el hipocorístico Paquico, desde el punto de vista diacrónico, no corresponde al sufijo apreciativo -ico de significado diminutivo del español, aunque así se interpretó popularmente. Paquico se constituye a partir de la pronunciación en el habla infantil del mismo nombre propio Francisco: Francisco > *Panquisco > Paquico. De esta manera, ha sucedido que el hipocorístico Paquico, por la falsa segmentación de la terminación -ico, ha dado origen a distintas variantes hipocorísticas del nombre Francisco: Paco (proceso de sustracción de -ico), Paquito (proceso de reemplazamiento de -ico por -ito) y Pacorro (proceso de reemplazamiento de -ico por -orro).

La alternancia vocálica o ~ u que habría ocurrido en la raíz de corro ~ curro (base de corrongo) es bastante común en el español general, no solo en posición inacentuada. Además, también lo es en el español americano, en especial cuando en la palabra se hallan dos vocales posteriores y una de ellas o ambas se encuentran en contacto con una consonante vibrante (vgr. morruco ~ murruco ‘de cabello muy ensortijado’, corcor ~ curcur ‘de un solo trago’, moriseco ~ muriseco [< amor seco] ‘variedad de mala hierba (Bidens pilosa)’.

En este vocablo concretamente, tal alternancia aparece desde mismo hipocorístico de base: Pacorro ~ Pacurro. Además, históricamente, tiende a prevalecer el cambio u > o en el español general, al igual que en la variedad costarricense, en especial cuando la palabra va seguida de una consonante nasal: céltico borŭna > borona, kimbundu ki-hungu > quijongo, quechua chunta > chonta, punchu > poncho. Esto explicaría la conservación de la vocal /o/ en la raíz en la palabra corrongo, a pesar de que el vocablo curro sea más común que corro en el ámbito de las variedades del español.

Por otra parte, la palabra curro con la acepción secundaria mencionada por Coromines y Pascual (1980-1991) aparece documentada por primera vez en 1846 en Cuba. Pichardo no la incluye en la primera edición de su Diccionario de voces cubanas de 1836, sino que lo hace en la segunda de 1846:

Curro, rra. – N. adj. – Aquí no se le da la significacion de Francisco Francisca, que trae el Diccionario de la Academia, sino mas bien lo que esplica en el adjetivo Currutaco; pero igualmente con estencion á los movimientos afectados y á la pronunciacion andaluza, tanto que Andaluz y Curro han venido á convertirse en sinónimos5.

Como se ha dicho, la acepción de ‘majo’ aparece recogida también en el Diccionario nacional o gran diccionario clásico de la lengua española de Ramón Joaquín Domínguez en 1846-1847.

La Real Academia Española incorpora el sentido secundario de ‘majo’ a la entrada de curro en 1869, en su undécima edición:

curro, -rra. m. y f. n. p. fam. Francisco, ca || Majo, primera acepción.

Y a partir de este momento, la palabra curro con el sentido de ‘majo’ es incluida en otras obras lexicográficas del español general como Zerolo (1895), Toro y Gómez (1901), Pagés (1904), entre otras.

Por otra parte, en cuanto al marcador -ongo, este sufijo es relativamente productivo en el español americano, pero no así en el español peninsular, por lo que a veces no se ha reconocido como tal (cf. Scavnicky 1974: 85). Por esto y por una prejuiciada manía exotista, se ha atribuido a esta terminación un origen lingüístico africano sin ningún fundamento. Este es el caso de Ortiz (1924), quien en una nota escribe lo siguiente:

Por la terminación ngo, [bitongo] parece voz africana. Este sufijo ng-a o ng-o es muy frecuente en Cuba, en voces que, aun siendo algunas castellanas, o cuando menos como andalucismos, parecen proceder de las africanas por esa terminación, cuando no por sus raíces. Acaso se pueda observar un acoplamiento filológico afro-hispano; una raíz hispana y una desinencia probablemente africana, que da cierto sentido despectivo a la palabra.

A pesar de todo, es una cita muy ilustrativa porque destaca el carácter despectivo (y también festivo en ciertos casos) que presenta el sufijo -ongo como en bailongo (< baile) ‘baile’, pindonga (< pender) ‘mujer callejera’. Este operador morfológico se formó simplemente por analogía con las terminaciones -ango como en fritanga (< frito) ‘fritada, fritura’, bullanga (< bulla) ‘rebullicio, tumulto’ e -ingo como en platinga (< plata) ‘plata, dinero’, matancinga (< matanza) ‘matanza, masacre’, que presentan esta misma denotación apreciativa.

De acuerdo con lo anterior, es muy probable que la palabra corrongo haya surgido en la isla de Cuba como un derivado de curro (o corro) con el mismo significado de ‘majo, campechano, lindo, bonito, gracioso’. En cuanto a la aparición del vocablo corrongo en Costa Rica, es posible que este haya sido llevado a este país por inmigrantes cubanos, quienes comenzaron a establecerse en Costa Rica como exiliados políticos principalmente a partir de 1868 con el inicio de la Guerra de los Diez Años en Cuba. Esta cronología coincidiría con la aparición de la voz corrongo en las fuentes documentales costarricenses.

Bibliografía de referencia

Agüero, Arturo. 1996. Diccionario de costarriqueñismos. San José: Asamblea Legislativa de la República de Costa Rica.

Arroyo, Víctor Manuel. 1966. El habla popular en la literatura costarricense. San José: Editorial de la Universidad de Costa Rica.

Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) y Real Academia Española. 2010. Diccionario de americanismos. Madrid: Santillana.

Coromines, Joan y José Antonio Pascual. 1980-1991. Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico. Madrid: Gredos

Domínguez, Ramón Joaquín. 1846-1847. Diccionario nacional o gran diccionario clásico de la lengua española Madrid/París: Establecimiento de Mellado, 5ª edición 1853.

Echeverría, Aquileo J. 1934. Crónicas y cuentos míos. San José: Imprenta La Tribuna.

Fernández Ferraz, Juan.1892. Nahuatlismos de Costa Rica. San José: Tipografía Nacional.

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Gagini, Carlos. 1893. Diccionario de barbarismos y provincialismos de Costa Rica. San José: Tipografía Nacional.

Gagini, Carlos. 1919. Diccionario de costarriqueñismos. San José: Tipografía Nacional.

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Maleret, Augusto. 1952. «Correcciones al Diccionario de americanismos y al lexicón de fauna y flora”» Revista Bolivariana 17, n.o 64: 27-61.

Morínigo, Marcos Augusto. 1966. Diccionario de americanismos. Buenos Aires: Muchnik Editores.

Ortiz, Fernando. 1924. Glosario de afronegrismos. La Habana: Imprenta El Siglo XX.

Pagés, Aniceto de. 1904. Gran diccionario de la lengua castellana. Barcelona: Pedro Ortega.

Pichardo, Esteban. 1836. Diccionario provincial de voces cubanas. Matanzas: Imprenta de la Marina.

Quesada Pacheco, Miguel Ángel. 1991. Nuevo diccionario de costarriqueñismos. Cartago: Editorial Tecnológica.

Quesada Pacheco, Miguel Ángel. 1995. Diccionario histórico del español de Costa Rica. San José: Editorial de la Universidad Estatal a Distancia.

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Real Academia Española. 1983. Diccionario de la lengua española. Madrid: Espasa.

Salazar García, Salomón. 1907. Diccionario de Provincialismos y barbarismos centro-americanos, y ejercicios de ortología clásica. San Salvador: Imprenta y Encuadernación La Luz.

Santamaría, Francisco. 1942. Diccionario de americanismos. México: Editorial Pedro Robredo.

Selva, Juan. 1949. «Sufijos americanos». Thesaurus 5, n.os 1, 2, 3: 192-213.

Scavnicky, Gary. 1974. «Los “sufijos” no españoles y las innovaciones sufijales en el español centroamericano». Thesaurus 39, n.o 1: 68-117.

Toro y Gómez, Miguel de.1901. Nuevo diccionario enciclopédico ilustrado de la lengua castellana. París/Madrid: Armand Colin-Hernando y Cía.

Villegas, Francisco. 1953. Glosario del argot costarricense. Ann Arbor: University Microfilms (tesis doctoral: Universidad de Michigan).

Vocabulario de palabras, modismos y refranes ticos escritos por un Salesiano. 1938. Cartago.

Zerolo, Elías. 1895. Diccionario enciclopédico de la lengua castellana. París: Garnier Hermanos.

1 El vocablo corrongo es utilizado por el autor ecuatoriano César Borja Lavayen en un texto de 1908 publicado fuera de Costa Rica (Carta-prólogo al libro Lujo de pobre de F. J. Fálquez Ampuerto). Sin embargo, este escritor y político vivió exiliado algunos años en Costa Rica, donde muy probablemente aprendió el vocablo.

2 Santamaría incluye también el vocablo corrongo en su Diccionario de americanismos de 1942, que define como ‘lindo, simpático, gracioso’ y circunscribe su uso solo a Costa Rica. Por lo visto, este autor simplemente se basa en Gagini 1893. Morínigo también lo hace en su Diccionario de americanismos de 1966. Pero, en este caso, el autor solo repite exactamente la información contenida en Maleret (1946).

3 Esta interpretación equivocada del significado de la palabra corrongo de parte de Ortiz sería la fuente de la aún peor definición de este término que ofrece Selva: «El corrongo es un mono muy gracioso de Costa Rica». Ver Juan Selva, «Sufijos americanos». Thesaurus 5, n.os 1, 2 y 3 (1949): 203.

4 Por supuesto, la voz congo proviene del kikongo Kóngo ‘Congo, nombre de una región África subsahariana’. Y en este caso es la abreviación de la frase mono congo, probablemente en alusión al color negro intenso de esta especie de primate.

5 La palabra currutaco significa ‘muy afectado en el uso de las modas’, ‘que es pequeño o insignificante’. Y parece ser un cruce entre curro y retaco ‘de baja estatura y, en general, rechoncho’.